viernes, 3 de mayo de 2013

Principios de Bio-Ética

Hemos diseñado un trabajo acera de los principios de bio-ética, el cual queremos compartirles y esperamos poder debatir los puntos de vista que tengan. Es sumamente importante, como estudiantes de la salud, el hacernos una opinión respecto a los procedimientos que se están realizando hoy en día, y sobretodo pensar hacia dónde nos dirigimos. Desde hace muchos años, con los filósofos griegos, hasta los avances de genética de la modernidad, el ser humano ha puesto en tela de juicio los procedimientos que involucran tanto a la vida humana como a cualquier otro ser vivo, por lo que se ha matizado de ideas y opiniones este concepto. Los dejamos invitados a investigar más en el tema, saludos cordiales.



Introducción 

La bioética es una rama de la ética que se dedica a entregar los principios de la correcta conducta humana respecto a la vida. 

Esta disciplina a diferencia de la ética médica no solo se ocupa del ámbito médico, sino que también abarca todos los dilemas éticos que tienen que ver con la vida en general. 

La bioética es la disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos, el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los valores y de los principios morales. 

El objetivo de la bioética es animar el debate y el diálogo interdisciplinario entre la medicina, la filosofía y la ética, y supuso una notable renovación de le ética médica tradicional. 

Desde la bioética se aplican cuatro principios que son los que rigen el actuar de las personas frente dilemas éticos, pero también para ser aplicados frente a situaciones de la vida cotidiana y son estos cuatro principios los que pasaremos analizar en las siguientes páginas. 

Síntesis 

El año 1974 el Congreso Norteamericano creaba una Comisión Nacional para la protección de sujetos humanos ante la investigación Biomédica y de Comportamiento, la cual tenía como objetivo establecer criterios que debían guiar la experimentación con seres humanos. 

Dicha comisión crea el llamado Informe Belmont, en el cual se identifican Principios éticos básicos para el estudio de investigación con seres humanos, en un principio estos fueron tres: Respeto por las personas (Autonomía), Beneficencia y Justicia. Estos planteamientos buscaban garantizar la protección de los sujetos de estudio. Posteriormente, Tom L. Beauchamp y James F. Childress escribieron estos principios en el ámbito asistencial y fue así que añadieron un cuarto principio que fue la No maleficencia, siendo estos cuatro principios asumidos por todo el mundo sanitario. 

Los principios son moralmente obligatorios, lo que quiere decir que siempre deben cumplirse, a no ser que exista un dilema en un determinado caso, por lo que se debe realizar una jerarquización y ver cuál es el principio prioritario para aquella situación. 

Autonomía: Capacidad del ser humano de desarrollar, a partir de sí mismo, una representación de los fines de su vida y de los medios para alcanzarlos, y de obrar sin constricción exterior de acuerdo con esta representación. 
Respetar la autonomía de la persona consiste en valorar su opinión, también debemos señalar que todos los seres humanos son capaces de tomar sus propias decisiones, pero si esto lo llevamos a la práctica clínica, existen pacientes que poseen una incapacidad mental y por lo tanto presentan una pérdida total o parcial de su capacidad de tomar decisiones. Es en estos casos donde el profesional debe relacionarse con la familia o persona encargada del paciente y a través de un consentimiento informado dar a conocer la situación de salud del individuo, los procedimientos que se llevarán a cabo, para así ver si el encargado del paciente está dispuesto a todo lo planteado en el documento. También está el derecho a la no información, si el paciente o la familia no quieren ser informados este derecho debe ser respetado. 

Beneficencia: El profesional debe actuar en beneficio de los enfermos, según su capacidad y el recto entender. Siempre debe velarse por el bienestar del paciente, quien puede definir cuál es su propio bien aunque este sea diferente a lo que propone el profesional de la salud, por lo tanto, dicho principio puede tomar una denotación subjetiva. Dentro de este ámbito el médico no puede imponer su criterio en contra de la opinión de su paciente por muy seguro que crea estar de lo que mejor le conviene a éste. La expresión práctica de la beneficencia son las indicaciones correctas, antiguamente el profesional imponía su criterio por encima del criterio del paciente, el llamado paternalismo, pero en la actualidad el paciente impone su criterio, por lo que tomar una posición paternalista es mal visto por el individuo. 

No maleficencia: Este principio obliga a no hacer daño intencionadamente. En el informe Belmont no se hace una mayor distinción entre beneficencia y no maleficencia, pero pueda afirmarse que existe una mayor obligación de no hacer daño que de realizar un bien. La expresión práctica de este principio sería las contraindicaciones, ya que siempre existe un riesgo de generar un daño cuando los profesionales sanitarios pretender realizar un bien a sus pacientes. 

Justicia: Este principio ilustra la relación entre equidad que debe existir entre el reparto de riegos y beneficios. Será necesario establecer prioridades en la asignación de unos recursos que serán escasos ya que las necesidades sanitarias no tienen fin. 

Esta equidad debe enmarcarse en la concepción de una igualdad de acceso a la asistencia sanitaria, esto depende del sistema de salud que rija cada país, de las coordenadas geográficas, de la formación del individuo y también de los ingresos de cada persona. Esto genera un dilema ético, ya que existen factores que influyen en que algunas personas no reciban atención sanitaria, pero al mismo tiempo esto choca con el derecho que todos tiene de tener acceso a asistencia médica. 

El principio de autonomía se relaciona con el de integridad, dignidad y vulnerabilidad, que tiene que ver con el respeto al otro implicando una ética de la solidaridad. El respeto a la integridad es un respeto a la percepción personal que cada enfermo tiene de su enfermedad y de la pertenencia de los tratamientos que le son propuestos, a considerar al enfermo como único juez de su calidad de vida y de la negación a recibir el tratamiento indicado. La vulnerabilidad representa todo principio moral en el que ésta constituya una llamada a la responsabilidad y señala el límite de toda libertad. 

Análisis 

La existencia de los principios éticos básicos es un método aceptable para dirigir nuestro actuar como profesionales de la salud, ya que mucha veces nos permitirán justificar acciones humanas desde el punto de vista ético en la práctica clínica, porque existen ocasiones en que los médicos se ven envueltos en dilemas éticos con respecto a cómo deben actuar ante determinadas situaciones y estos principios en parte son los que ayudan a jerarquizar las prioridades en pro del bienestar del paciente. 

Cada uno de estos principios también se enmarcan en el ámbito de la dignidad de las personas y de su vulnerabilidad, ya que esta es el objetivo de todo principio moral en el que ésta constituya una llamada a la responsabilidad y señala el límite de toda libertad. Debemos tener presente que como dice el texto todo individuo digno está protegido por este principio, el cual requiere de una no interferencia con los principios de dignidad, integridad, autonomía y además el deber de asistencia a los que son incapaces. 

Siempre debemos tener en cuenta que todos los individuos tienen derecho a recibir atención sanitaria, pero muchas veces los profesionales de la salud dependiendo del sistema que los rija, no pueden siempre cumplir con este derecho. Es por ello que también estos principios nos enseñan que no solo debemos tener un trato de médico a paciente, sino que también relacionarnos como personas autónomas que somos y ayudar al individuo no solo desde el punto de vista médico, también debemos hacerlo desde el punto de vista espiritual, pero no algo espiritual referido al ámbito religioso, sino que ayuda en cuanto a sus problemas, sus sentimientos y en conjunto con la ayuda profesional también una ayuda de humanos entre humanos, ya que es sabido por todos que el bienestar de las personas no se refiere solamente a poseer una buena salud, sino que también implica aspectos como las relaciones humanas, en cuento al trato que demos y que del mismo modo recibamos y también abarca el bienestar emocional de las personal, por esto la atención que demos a los pacientes debe ser íntegra, ya que así no solo ayudamos en cuanto a su salud, sino que también a que su tratamiento sea completo. 

Los principios bioéticos no solo podemos llevarlos a una práctica en cuanto a las profesiones y ámbitos de la salud, sino que también podemos aplicarlas a nuestro diario vivir, ya que con ellos muchas veces podríamos mejorar las relaciones humanas. 

Debemos ponernos a pensar cómo mejoraría la sociedad si todos llevásemos a la práctica diaria dichos principios y, no solo aplicarlos en el ámbito de las profesiones. 

Conclusión 

Al realizar la lectura y análisis del texto nos damos cuenta que como profesionales de la salud los principios de bioética nos ayudan a regir nuestro actuar frente a ciertas situaciones que se presenten en nuestra práctica clínica. 

El respeto que debemos tener por los pacientes como seres autónomos y también respeto con los que no poseen esta capacidad, se traduce en un respeto por su integridad y son los mismos pacientes lo que actúan como jueces de su propia calidad de vida, por lo que los profesionales de la salud como tal deben respetar las decisiones que ellos creen que son mejor para ellos, aunque estas difieran de lo que opine el médico. No hace reflexionar acerca de que todos los individuos tiene derecho a recibir atención sanitaria y que este debe ser respetado. Pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que estos principios no solo rigen nuestro actuar en el contexto de ser profesionales, sino que también para que logremos aplicarlos a nuestro diaria vivir. 

Finalmente, debemos considerar que nuestra integridad no solo se basa en la salud, sino también en las relaciones humanas que forjemos y en nuestro bienestar emocional y llevar estos principios a nuestra cotidianidad, porque no podemos olvidar que somos humanos entre seres humanos.


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